rápido comentario de una noticia de prensa sobre Siria
Las fuerzas de seguridad matan a 111 civiles en Siria
(La Nueva España, 21-12-2011)
EFE / SIRIA Al menos 111 civiles murieron ayer en la localidad siria de Kafr Eid, en la provincia septentrional de Idleb, por la represión de las fuerzas leales al régimen de Damasco, informó hoy el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.
No sé porqué pone “EFE/SIRIA” cuando la información es ofrecida por EFE desde Londres, como vamos a ver. En el titular figura que han matado a 111 civiles (con una curiosa precisión), pero en la primera línea del texto ya cambian el criterio e informan que son “al menos 111” quedando la estimación numérica en indefinida, pero la sensación del lector será que “han sido muchos” o “ni se sabe…”. El sujeto de los actos, según este párrafo, son las “fuerzas leales al régimen de Damasco”. Es conocido que cuando se quiere demonizar al gobierno o al sistema político de un estado el recurso más utilizado es denominarlo “régimen” e, incluso, hacerlo residir sólo en la capital del país (así, se dirá el “régimen cubano o de La Habana”, “régimen venezolano”, “régimen de Teherán”,… pero nunca se leerá “el régimen de Bogotá”, “el régimen de Madrid”,… y menos, “el régimen de Washington”). Además la denominación de “fuerzas leales” es cuando menos engañosa: se trata, según se dice más delante, de fuerzas del Ejército, por tanto del Estado sirio. No obstante, según el titular eran “fuerzas de seguridad”.
La fuente informante es el Observatorio Sirio de Derechos Humanos y hay que aclarar que no está radicado en Siria, sino en Londres como consta en su sitio web (www.syriahr.org) . Debe ser francamente difícil hacer un conteo fiable de muertos y heridos a tantos kilómetros de distancia.
En declaraciones a Efe, el presidente de ese grupo opositor, Ramy Abdul Rahman, explicó que las bajas se produjeron durante los bombardeos ayer del Ejército sirio.
En este párrafo, el citado Observatorio radicado en Londres, se transforma repentinamente en “grupo opositor”. Cabría suponer que un observatorio de derechos humanos sólo se dedica a velar por el cumplimiento de los mismos en un país o un territorio y no es un grupo político de oposición como tal. Además en este párrafo, las “fuerzas leales” ya se han transformado en “el Ejército sirio” que “ha bombardeado”. Bombardear supone el uso de fuerza área; no en vano, el Diccionario de la RALE define bombardear como “Arrojar bombas desde una aeronave.” Obsérvese, además, que la fuente informante aquí es un supuesto presidente del Observatorio que hace unas declaraciones a EFE, suponemos que en Londres.
En un comunicado, el Observatorio subrayó que ha conseguido identificar a 56 de los muertos en la «masacre» de Kafr Eid, en la zona de Yabal Zauya, fronteriza con Turquía.
Aquí la fuente pasa a ser un comunicado en el que el Observatorio ha conseguido una auténtica proeza: “identificar a 56 muertos” en esa localidad siria fronteriza con Turquía, y lo ha conseguido ¡desde Londres! Y recuérdese que han sido víctimas de un «bombardeo».
Según la nota, la masacre fue ejecutada por las fuerzas sirias contra ciudadanos y activistas buscados por las autoridades que intentaron escapar a zonas rurales por miedo a ser detenidos.
En este párrafo, el sujeto vuelve a cambiar y a quedar indefinido: ahora son “fuerzas sirias”. Y van… “fuerzas de seguridad”, “fuerzas leales al régimen”, “Ejército”,… Y los fallecidos “ciudadanos y activistas”.
La provincia de Idleb es uno de los bastiones de la oposición al régimen de Bachar al Asad en Siria y es escenario de enfrentamientos entre el ejército y soldados desertores.
En este párrafo se habla de otra cosa. Ya no son ciudadanos ni activistas, sino “soldados desertores”.
Mañana, se espera que llegue a Siria el primer grupo de observadores de la Liga Árabe después de que Damasco firmara un protocolo para el envío de esta misión a su territorio.
Obviamente, con la llegada de observadores de la Liga Árabe, por ejemplo observadores saudíes y qataríes, es obvio que la democracia y los derechos humanos empezarán a ser respetados en Siria como lo son en Qatar y Arabia Saudí.
Desde que comenzaran las protestas contra el régimen en marzo pasado, más de 5.000 personas han muerto por la represión gubernamental, según las cifras de Naciones Unidas.
Esperemos que la fuente de Naciones Unidas no sea el “London based” Observatorio Sirio de los Derechos Humanos.
No es mi intención restar importancia a lo que esté ocurriendo en este momento en Siria, pero si toda la información sobre esa situación tiene la misma calidad y consistencia que ésta, estamos perdidos.
privatizaciones: las cuentas no me salen
La presidenta de Castilla-La Mancha ha anunciado otro paquete de recortes, dentro de esta suicida política de austeridad dictada por el fundamentalismo neoliberal europeo, que incluye la privatización de la gestión de varios hospitales de la comunidad. Ella llama a eso «colaboración público-privada» porque las palabras y la desfachatez lo aguantan casi todo. Ha añadido que se trata de hospitales «poco viables o poco sostenibles», como para rebajar el efecto de la medida. Me inquieta el argumento y me asaltan un montón de preguntas, que nada tienen que ver con apriorismos ideológicos como gusta decir a la derecha (como si ellos hicieran lo que hacen desde una ausencia de ideología): ¿qué interés puede tener el capital privado en gestionar hospitales de «escasa viabilidad»? Tendremos que asumir como punto de partida -un punto de partida absolutamente empírico y carente de prejucios ideológicos- que si el capital privado entra «a colaborar» en el sector sanitario público será porque hay alguna perspectiva de beneficio económico o ¿existe algún otro motor que ponga en movimiento a la iniciativa privada? Y ¿cómo puede ser que exista perspectiva de beneficio económico en «hospitales de escasa viabilidad»? Se me ocurren varias vías, pero todas ellas violan los principios fundacionales y legales del Sistema Nacional de Salud vigente en nuestro país. O bien se otorga la concesión de la gestión de esos hospitales a un «precio» absolutamente sobreestimado y mayor que lo que hoy le cuestan al sector público, lo que constituiría una subvención encubierta al sector privado y un fraude o las alternativas que le quedan al capital privado son: 1) disminuir costes de personal (vía reducción del mismo, via reducción salarial, en cualquier caso sobre-explotación de la fuerza de trabajo); 2) reducción de calidad de los servicios o del material sanitario. Hay una tercera, consistente en que la Administración sanitaria les autorice a dejar de atender a la población que territorialmente les corresponda y puedan realizar «selección de pacientes», es decir, atender aquellas patologías y/o aquellos pacientes rentables desde el punto de vista económico (jóvenes, patologías quirúrgicas de alta precoz,…). Todas ellas, un fraude con los principios de un SNS universal, equitativo, corrector de desigualdades territoriales,… elementos recogidos en la Ley General de Sanidad de 1986, todavía vigente. Y no sirve como argumento -demagógico y populista- que los pacientes «no se darán cuenta de nada» cuando usen el hospital: los atentados a los principios no quedan absueltos por la falta de conciencia de los que serán víctimas de estas medidas, víctimas colectivas y a largo plazo.
emprendedores, ¿de qué están hablando?
Uno de los lugares comunes más escuchado en esta campaña electoral ha sido el apoyo a los emprendedores, especialmente de boca de los partidos del régimen, PSOE y PP, también de las derechas nacionalistas vasca y catalana. En un exquisito ejercicio de limpieza semántica y corrección política, los grandes partidos del sistema han transformado a los patronos, primero en empresarios y, finalmente, en angelicales y beatíficos emprendedores, ahistóricos y ajenos a ideologías.
¿Quién podría estar en contra de una persona emprendedora? No cabe duda, se trata en lo individual de una virtud positiva y valorada por la gente: alguien con iniciativa, con empuje,… que pone en marcha proyectos merece la aprobación social. Claro, eso es así si hablamos en abstracto, al margen del funcionamiento real de una sociedad histórica dada y de sus leyes. La primera vez que escuché una definición así del «empresario» fue a un dirigente de la CEOE, pero parece que va calando también en el psoe; decía auqel probo dirigente -que jamás había tenido una idea ni arriesgado nada- que empresario era quien tenía una idea y trataba de ponerla en marcha, arriesgando mucho. Es posible que así sea en un principio y bajo una visión idealista de la actual sociedad. En la realidad, esa idea original quedará al poco tiempo absolutamente subordinada a otra que es la rige el funcionamiento social, la lógica del beneficio. Esta dinámica es objetiva y está al margen de las intenciones del empresario: no le queda otra, o juega en esa lógica o quedará fuera del mercado y dejará de ser empresario.
Cuando Rajoy-Rubalcaba alaban a los emprendedores deberían concretar, por otro lado, a cuáles. No hay que olvidar que los grandes banqueros, los especuladores de los mercados financieros, los dueños de grandes empresas han sido en gran medida emprendedores, unos con mayor riesgo que otros. También lo son los pequeños comerciantes y pequeños industriales, a los que meten en el mismo paquete, cuando son en realidad más «asalariados» (y uso el término de modo estricto) del capital financiero que auténticos propietarios de sus medios de producción.
Creo que deberíamos, contra esta operación de robo de lenguaje por parte de la derecha, reivindicar otras acepciones de «emprendedor». ¿Acaso no es emprendedor/a la persona que intenta organizar sindicalmente a sus compañeros de trabajo?¿El que pone en marcha un asociación de vecinos en su barrio? ¿Los jóvenes okupas de un edificio abandonado que organizan cultura en el barrio?¿Los trabajadores que colectivizan su empresa?¿Los que ponen su saber, su conocimiento o su arte al servicio de los movimientos sociales?
El que apaga la tele, da un paso, participa y se organiza con otros es un emprendedor. Pero como en el chiste de «Yo también apoyo a la Roja» creo que no hablo de lo mismo que Rajoy-Rubalcaba.
el espíritu deportivo y la lluvia fina
Hace unos días conversando con gente joven, es decir, muy joven, de los nacidos en la década de los 80 no albergaban ninguna duda acerca de que la «competitividad» era un valor positivo a cualquier nivel que se la considerase, tanto individual como social. El símil deportivo era inevitable: querer ganar al equipo contrario era lo natural y, por extensión, eso servía para cualquier aspecto de la vida. Querer ganar a toda costa les parecía el mejor motor individual y social. Ese es uno de los efectos más devastadores de los últimos treinta años de «lluvia fina» neoliberal, ese «orbayu» decimos en Asturias que pareciendo que no moja al poco rato nos deja empapados. Hemos retrocedido en derechos, en conquistas sociales y laborales y la resistencia contra los recortes en ese sentido es urgente; pero me lo parece más -aunque son inseparables- la batalla de las ideas, el combate por la hegemonía ideológica y cultural.
Esa metafísica de la «competitividad» y del «éxito» oculta como por arte de magia que detrás de cada «ganador», sea en lo que sea, hay uno (o muchos) «perdedores». Que cualquier ránking -extendidos del deporte a la clasificación de universidades o de servicios de salud- implica que algunos están en la cima y otros en la cola: y cuando estamos hablando de servicios públicos ¿se beneficia la ciudadanía de esa «competitividad»?
Contra este darwinismo social convertido en arma de destrucción masiva, de personas y de sociedades, debemos imponer el discurso de la «cooperación» como mecanismo mucho más útil y saludable. Incluso hay dudas más que razonables acerca de que la evolución biológica de las especies se haya hecho exclusivamente mediante competencia o lucha por la supervivencia, sino que la cooperación tuvo un papel relevante. En la historia (o prehistoria) de la humanidad no existe ninguna duda sobre este punto: desde la ciencia al derecho, la cooperación ha sido clave.
Mientras conseguidos resguardarnos de la lluvia, convendría buscar mecanismos para hacer a la gente consciente de lo «empapada» que está.
Reformas estructurales ¿en sanidad?
Las dos palabras mágicas más oídas últimamente son «reformas» y «estructurales». Dos palabras que no significan nada mientras no se concrete un poco más. «Ajustes estructurales» fueron la denominación de las políticas, neoliberales y criminales, puestas en marcha por el FMI en Latinoamérica en los años 80 y en la actualidad en Europa. Reformas, sanitaria y educativa, fueron las emprendidas por el PSOE en España a mediados de los ochenta con discreto sabor socialdemócrata. La derecha española actual -sea del sector que sea- debería especificar a qué se refiere cuando habla de «reformas» y de «estructuras», porque el signo de las reformas puede ser muy distinto. En este momento, según nuestra ley general de sanidad (1986), son rasgos estructurales del Sistema Nacional de Salud, la universalidad, la gratuidad en el momento del uso, la financiación vía impuestos,… ¿Cuál de esos rasgos «estructurales» quieren modificar los que tienen continuamente en la boca las «reformas»? Sería conveniente que lo aclararan.
Quizá alguna pista pueda obtenerse de las declaraciones del presidente de Semergen, una de las sociedades de médicos de atención primaria en la inauguración del congreso/feria comercial que tiene lugar en Oviedo. Según el periódico regional más vendido,
Julio Zarco enumeró cinco de las medidas que propone Semergen para mejorar el sistema nacional de salud: un estudio en profundidad de su viabilidad y sostenibilidad, conocer cuántos profesionales sanitarios hay en España, reorientar el modelo de atención hacia el paciente agudo, unificar una historia clínica electrónica en todo el territorio nacional y para la atención primaria y especializada, que evitaría duplicidad de pruebas, y revisar en profundidad la ley de sanidad, que se aprobó en los años ochenta del pasado siglo.
¿Estas son las «reformas estructurales»? Veamos los cinco puntos: del primero existen ya varios estudios hechos y como todo tema económico las conclusiones dependen de las opciones ideológicas y políticas de quien realice el estudio (Semergen parece querer esconder o aplazar cualquier toma de posición a disponer de un estudio supuestamente «objetivo»); del segundo, deberían concretar si se refieren a profesionales sanitarios (médicos, enfermeras, etc.) en el Sistema Nacional de Salud o también en el sector privado pero, en cualquier caso, se trata de realizar un estudio de demografía profesional de los que hay más de uno ya llevado a cabo por el ministerio. Por tanto, de momento, no han propuesto nada, más que efectuar dos estudios. Pasemos al cuarto punto: sobre la unificación de la historia clínica es posible que se establezca un consenso amplio, aunque pueda tener dificultades técnicas, administrativas y también políticas (no olvidemos que hay 17 subsistemas sanitarios en España), que solo se salvarían con un claro liderazgo político del Ministerio de Sanidad en el Consejo Interterritorial. Merece la pena recordar que varias áreas sanitarias de Asturias ya disponen de historia clínica unificada como resultado del ambicioso proyecto EDESIS concebido, elaborado e iniciado por la Consejería de Salud en la legislatura 2003-2007, bajo el liderazgo de IU.
Restan los dos asuntos esenciales. Zarco propone en un sorprendente tercer punto que el modelo de atención se reoriente hacia el paciente agudo. ¿Se refiere a la atención primaria o a la especializada? Si lo que hoy predomina -por envejecimiento poblacional y otras razones que explican la epidemiología contemporánea- es la morbilidad crónica (cardiovascular, osteoarticular, mental,…) debería explicar Zarco cómo se realizaría esa reorientación hacia lo agudo. Inquietante… cuando menos.
Pero inquietante también, y supongo que aquí esconden su auténtico programa político, es la revisión en profundidad de la ley general de sanidad que, añaden como para atribuirle vejez y obsolescencia, se aprobó en los años ochenta del siglo pasado. Efectivamente la Ley General de Sanidad se aprobó en 1986, tras varios años de amplio debate, con la oposición radical de la derecha y el apoyo crítico de los grupos a la izquierda del gobernante partido socialista. Sólo han pasado veinticinco años, ¿le parece una edad provecta a Zarco y la Semergen? Esa ley es la que define precisamente las caracerísticas estructurales del sistema nacional de salud que citaba más arriba y cuando Semergen pide, a la vez, reformas estructurales y revisión en profundidad (por tanto, no en lo accesorio) de la ley que define la estructura del actual sistema nacional de salud, deberán concretar qué proponen reformar y revisar. A no ser que la agenda oculta ya la tengan pactada con los previsibles ganadores de las próximas elecciones generales (legislativas, para ser más precisos).

Democracia y capitalismo son incompatibles
Teníamos evidencias más que suficientes: todos los países que a lo largo del siglo XX y lo que va del XXI tomaron decisiones democráticas (en sus parlamentos, sede de la soberanía popular como marca la doctrina democrático-liberal) fueron invadidos o sufrieron sangrientos golpes de estado. Pero por si había pocas pruebas hoy tenemos una (varias) más en las portadas de todos los periódicos: como el gobierno griego anuncia su voluntad de consultar a sus ciudadanos mediante referendum sobre las enésimas medidas de ajuste, los «mercados» (léase los capitalistas europeos, que tiene nombres y apellidos) se enfadan y amenazan con nuevas medidas que empeoren aún más la vida de los ciudadanos griegos. Y, por añadidura, como un un aviso el del resto de los trabajadores europeos. No hay otra salida: la defensa de la democracia exige una salida anticapitalista de la crisis.
La otra noticia de hoy, que debería abochornar a cualquier demócrata, es la congelación por parte de EEUU de su aportación económica a la UNESCO como respuesta a la entrada de Palestina en la organización. No es la primera vez que lo hace, pero demuestra el talante «democrático» de los dueños del Imperio que, a la vez, invaden medio mundo para imponer «democracia». Dicen.
Jovellanos, Ilustración y la neoderecha asturiana
Hace muchos años que Carlos Fernández Liria y Luis Alegre vienen criticando la entrega que la tradición marxista ha hecho de los ideales ilustrados a la derecha. Frente a ese lectura de que todo lo «producido» durante la revolución burguesa está marcado con ese carácter de clase y debe ser derribado por un proyecto que se pretenda emancipatorio, Carlos y Luis reivindican (magistralmente en «Educación para la ciudadanía») que los ideales ilustrados, los ideales de ciudadanía, tienen que formar parte del proyecto emancipatorio. Es más, sólo en ese proceso emancipatorio (el comunismo, para entendernos) conseguirán materializarse dichos ideales porque en el capitalismo son inviables, diga lo que diga el discurso dominante y hegemónico: donde la Ilustración proponía ciudadanos (libres, iguales, fraternos,…) el Capital devolvía proletarios y hoy proletarios y consumidores, rompiendo todos los vínculos que hacen posible una sociedad. Los intentos de superar los ideales ilustrados suponiéndolos una superestructura ideológica burguesa han creado aberraciones así que, si no queremos volver a caer en las mismas, no dejemos en manos de la derecha, que carece de toda legitimidad para ello, las banderas de la Ilustración, Jovellanos incluido. ¡Basta de retórica!
Uranio empobrecido («Depleted Uranium») en Iraq…
Existen bastantes sospechas (la palabra es muy suave) sobre el uso de Uranio empobrecido por parte del Ejército de Estados Unidos en la guerra de invasión de Iraq, en especial, en la batalla de Faluya. Es un tema sobre el que quiero trabajar y escribir en los próximos meses. Coloco aquí el enlace al comentario-resumen que publiqué hoy en Iraqsolidaridad sobre uno de los estudios epidemiológicos realizados sobre el tema: