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Vittorio nunca ha estado tan vivo como ahora
Lo haya asesinado quien lo haya asesinado (¿salafistas vinculados a Al-Qaida?), Vitorio era un militante antisionista e Israel es el principal beneficiario. ¿Se está enviando un aviso a los miles de hombres y mujeres que se preparan a participar en la segunda expedición «Rumbo a Gaza» a finales de mayo? Reproduzco aquí un conmovedor, pero firme, escrito de la madre de Vittorio publicado hoy en el diario italiano Il Manifesto y traducido por Gorka Larrabeiti.
Egidia Beretta Arrigoni |
Este hijo perdido, más vivo ahora que nunca, que como semilla en tierra se pudre y muere, dará frutos frondosos. Lo veo y lo siento en las palabras de sus amigos, sobre todo en las de los más jóvenes, algunos cercanos, otros lejanísimos que a través de Vittorio han conocido y entendido, aún más ahora, que se le puede dar un sentido a la «Utopía», que la sed de justicia y paz, la hermandad y solidaridad tienen todavía ciudadanía, y que, como decía Vittorio, «Palestina puede estar también en el umbral de casa». Estábamos lejos de Vittorio, pero más cerca que nunca. Como ahora, con esa presencia viva que se agiganta de hora en hora cual viento que desde Gaza, desde su amado mar Mediterráneo, soplando impetuoso nos entrega sus esperanzas y su amor por los que no tienen voz, por los débiles, los oprimidos, pasándonos el testigo. Sigamos siendo humanos. Restiamo umani.
Fuente: Il Manifesto, 17/4/2011, p. 1.
Imágenes
Ayer, la periodista-presentadora de La 2 Noticias anunciaba en Facebook que abrirían su edición con la «imagen» de lo que podría ser el fin del conflicto en Costa de Marfil. No me coge de sorpresa, pero es expresivo de la cultura en que vivimos que los noticiarios no den «noticias» sino «imágenes». Hice un post rápido en Facebook que reproduzco: «La «noticia» ha sido sustituida por la «imagen» y ya nos quedamos tan anchos. Ya no hay relato, ni argumentación,… hay «imagen», como si una imagen pudiera dar cuenta de algo de lo que está pasando en Costa de Marfil o donde sea sin una narración que la acompañe… Ni los noticiarios progres se salvan.»
Hoy puedo decirlo, mejor, con Gunther Anders cuyo extraordinario libro «La obsolescencia del hombre» (2 vol. Ed Pre-Textos) acaba de ser editado en español: «…las imágenes, sobre todo cuando sofocan el mundo con su proliferación, a menudo conllevan el peligro de convertirse en aparatos de entontecimiento, porque, en cuanto imágenes y a diferencia de los textos, en el fondo no dejan ver ningún contexto, sino siempre únicamente trozos de mundo desgajado, o sea, que, mostrando el mundo, lo velan.»
Profético, Anders, allá a mediados de los 50.
Desempleo, mortalidad y salud pública
A pesar de los empeños del discurso neoliberal, la realidad parece bastante tozuda y los desempleados mueren más y tienen peor salud. Las estructuras parecen mandar, pero el discurso hegemónico continúa instalado en el paradigma individualista de las «elecciones libres del consumidor soberano», es decir, algo así como que los desempleados «eligen» peores estilos de vida y demás. Este artículo «Losing life and livelihood: A systematic review and meta-analysis of unemployment and all-cause mortality» (http://networkedblogs.com/gnf16) se inscribe en esa lógica llegando a una llamativa, estrafalaria y preocupante conclusión:
«Public health initiatives could target unemployed persons for more aggressive cardiovascular screening and interventions aimed at reducing risk-taking behaviors.»
Así que ¡prepárense los parados! la solución no está en acabar con el paro (repartiendo el trabajo, por ejemplo) o, más allá, en abolir el trabajo asalariado, sino en «intervenciones de salud pública más agresivas sobre los parados». Es decir, someterles a más estrictos cribados (screenings) de factores de riesgo (ya saben, tabaco, sedentarismo, colesterol, hipertensión,…). En fin, medicalizarlos más todavía, todo lo que haga falta, para no cuestionar un modelo socioeconómico que necesita crear un enorme ejército de reserva para disminuir el valor de la fuerza de trabajo y mantener los beneficios del capital.
Aunque no quede descartada, cada vez parece menos necesaria la violencia explícita de clase: con medios de comunicación e intervenciones médicas y de salud pública la domesticación de las clases populares está garantizada.