Democracia y capitalismo son incompatibles
Teníamos evidencias más que suficientes: todos los países que a lo largo del siglo XX y lo que va del XXI tomaron decisiones democráticas (en sus parlamentos, sede de la soberanía popular como marca la doctrina democrático-liberal) fueron invadidos o sufrieron sangrientos golpes de estado. Pero por si había pocas pruebas hoy tenemos una (varias) más en las portadas de todos los periódicos: como el gobierno griego anuncia su voluntad de consultar a sus ciudadanos mediante referendum sobre las enésimas medidas de ajuste, los «mercados» (léase los capitalistas europeos, que tiene nombres y apellidos) se enfadan y amenazan con nuevas medidas que empeoren aún más la vida de los ciudadanos griegos. Y, por añadidura, como un un aviso el del resto de los trabajadores europeos. No hay otra salida: la defensa de la democracia exige una salida anticapitalista de la crisis.
La otra noticia de hoy, que debería abochornar a cualquier demócrata, es la congelación por parte de EEUU de su aportación económica a la UNESCO como respuesta a la entrada de Palestina en la organización. No es la primera vez que lo hace, pero demuestra el talante «democrático» de los dueños del Imperio que, a la vez, invaden medio mundo para imponer «democracia». Dicen.