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emprendedores, ¿de qué están hablando?
Uno de los lugares comunes más escuchado en esta campaña electoral ha sido el apoyo a los emprendedores, especialmente de boca de los partidos del régimen, PSOE y PP, también de las derechas nacionalistas vasca y catalana. En un exquisito ejercicio de limpieza semántica y corrección política, los grandes partidos del sistema han transformado a los patronos, primero en empresarios y, finalmente, en angelicales y beatíficos emprendedores, ahistóricos y ajenos a ideologías.
¿Quién podría estar en contra de una persona emprendedora? No cabe duda, se trata en lo individual de una virtud positiva y valorada por la gente: alguien con iniciativa, con empuje,… que pone en marcha proyectos merece la aprobación social. Claro, eso es así si hablamos en abstracto, al margen del funcionamiento real de una sociedad histórica dada y de sus leyes. La primera vez que escuché una definición así del «empresario» fue a un dirigente de la CEOE, pero parece que va calando también en el psoe; decía auqel probo dirigente -que jamás había tenido una idea ni arriesgado nada- que empresario era quien tenía una idea y trataba de ponerla en marcha, arriesgando mucho. Es posible que así sea en un principio y bajo una visión idealista de la actual sociedad. En la realidad, esa idea original quedará al poco tiempo absolutamente subordinada a otra que es la rige el funcionamiento social, la lógica del beneficio. Esta dinámica es objetiva y está al margen de las intenciones del empresario: no le queda otra, o juega en esa lógica o quedará fuera del mercado y dejará de ser empresario.
Cuando Rajoy-Rubalcaba alaban a los emprendedores deberían concretar, por otro lado, a cuáles. No hay que olvidar que los grandes banqueros, los especuladores de los mercados financieros, los dueños de grandes empresas han sido en gran medida emprendedores, unos con mayor riesgo que otros. También lo son los pequeños comerciantes y pequeños industriales, a los que meten en el mismo paquete, cuando son en realidad más «asalariados» (y uso el término de modo estricto) del capital financiero que auténticos propietarios de sus medios de producción.
Creo que deberíamos, contra esta operación de robo de lenguaje por parte de la derecha, reivindicar otras acepciones de «emprendedor». ¿Acaso no es emprendedor/a la persona que intenta organizar sindicalmente a sus compañeros de trabajo?¿El que pone en marcha un asociación de vecinos en su barrio? ¿Los jóvenes okupas de un edificio abandonado que organizan cultura en el barrio?¿Los trabajadores que colectivizan su empresa?¿Los que ponen su saber, su conocimiento o su arte al servicio de los movimientos sociales?
El que apaga la tele, da un paso, participa y se organiza con otros es un emprendedor. Pero como en el chiste de «Yo también apoyo a la Roja» creo que no hablo de lo mismo que Rajoy-Rubalcaba.