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Desempleo, mortalidad y salud pública
A pesar de los empeños del discurso neoliberal, la realidad parece bastante tozuda y los desempleados mueren más y tienen peor salud. Las estructuras parecen mandar, pero el discurso hegemónico continúa instalado en el paradigma individualista de las «elecciones libres del consumidor soberano», es decir, algo así como que los desempleados «eligen» peores estilos de vida y demás. Este artículo «Losing life and livelihood: A systematic review and meta-analysis of unemployment and all-cause mortality» (http://networkedblogs.com/gnf16) se inscribe en esa lógica llegando a una llamativa, estrafalaria y preocupante conclusión:
«Public health initiatives could target unemployed persons for more aggressive cardiovascular screening and interventions aimed at reducing risk-taking behaviors.»
Así que ¡prepárense los parados! la solución no está en acabar con el paro (repartiendo el trabajo, por ejemplo) o, más allá, en abolir el trabajo asalariado, sino en «intervenciones de salud pública más agresivas sobre los parados». Es decir, someterles a más estrictos cribados (screenings) de factores de riesgo (ya saben, tabaco, sedentarismo, colesterol, hipertensión,…). En fin, medicalizarlos más todavía, todo lo que haga falta, para no cuestionar un modelo socioeconómico que necesita crear un enorme ejército de reserva para disminuir el valor de la fuerza de trabajo y mantener los beneficios del capital.
Aunque no quede descartada, cada vez parece menos necesaria la violencia explícita de clase: con medios de comunicación e intervenciones médicas y de salud pública la domesticación de las clases populares está garantizada.