Archivo
Negociación colectiva
Hay muchas palabras que a base de uso, de mal uso en unos casos, o de falta de explicación o de secuestro de su significado por parte del enemigo acaban por devaluarse, por aparentar no significar nada. Detrás suele venir eso que llaman el «sentido común» (Gramsci decía que era un mero decantado de la ideología de las clases dominantes en las clases subalternas) y hace el resto: que traguemos como normal y natural justamente lo contrario de lo que la palabra devaluada significaba. Estoy pensando en estos momentos en la «negociación colectiva», verdadera bicha para la patronal y algo que a base de repetir como eslogan sindical pasa a aparecer como otra de esas antiguallas que impide la necesaria modernización de la economía y gusta poco a los mercados (sic). Con ese saber plano que da el sentido común y la sensatez podemos ver a muchas personas, trabajadores incluso, defender que «sería lógico que se negociase en cada empresa, porque cada empresa tiene una situación diferente», o «por qué no va a poder cada trabajador negociar sus propias condiciones de trabajo»,…
Las trampas que se esconden detrás de la ruptura de la negociación colectiva las explica de maravilla hoy Isasc Rosa en su columna en Público, con el sugerente título «Los empresarios prefieren las distancias cortas».
No quiero escribir sobre el juez Garzón
Creo que está casi todo dicho -y mucho bien dicho- sobre la figura del juez Garzón y sobre su procesamiento por el juez Varela del Tribunal Supremo. Garzón presenta suficientes aristas -su contribución a la criminalización de la izquierda abertzale («teoría del entorno») no puede calificarse de democrática- para impedir una ovación cerrada, pero la acusación contra él por intentar enjuiciar los crímenes del franquismo sólo debe concitar toda la repulsa y movilización posible. Y una reflexión, o dos: la primera, el fascismo está incrustado en lo más alto de nuestra judicatura; la segunda, dejemos de venerar la «santa transición». Dos buenos artículos, de hace ya un par de meses: El Supremo ¿complice del fascismo? de Vicenç Navarro y Con Garzón, a pesar de Garzón de Isaac Rosa.
Y como no quería hablar de Garzón y ya lo he hecho, ¿alguien se acuerda de la pandemia de gripe A? Pues habrá que empezar a pedir cuentas ¿no?