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Posts Tagged ‘neoliberalismo’

el espíritu deportivo y la lluvia fina

noviembre 11, 2011 Deja un comentario

Hace unos días conversando con gente joven, es decir, muy joven, de los nacidos en la década de los 80 no albergaban ninguna duda acerca de que la «competitividad» era un valor positivo a cualquier nivel que se la considerase, tanto individual como social. El símil deportivo era inevitable: querer ganar al equipo contrario era lo natural y, por extensión, eso servía para cualquier aspecto de la vida. Querer ganar a toda costa les parecía el mejor motor individual y social. Ese es uno de los efectos más devastadores de los últimos treinta años de «lluvia fina» neoliberal, ese «orbayu» decimos en Asturias que pareciendo que no moja al poco rato nos deja empapados. Hemos retrocedido en derechos, en conquistas sociales y laborales y la resistencia contra los recortes en ese sentido es urgente; pero me lo parece más -aunque son inseparables- la batalla de las ideas, el combate por la hegemonía ideológica y cultural.
Esa metafísica de la «competitividad» y del «éxito» oculta como por arte de magia que detrás de cada «ganador», sea en lo que sea, hay uno (o muchos) «perdedores». Que cualquier ránking -extendidos del deporte a la clasificación de universidades o de servicios de salud- implica que algunos están en la cima y otros en la cola: y cuando estamos hablando de servicios públicos ¿se beneficia la ciudadanía de esa «competitividad»?
Contra este darwinismo social convertido en arma de destrucción masiva, de personas y de sociedades, debemos imponer el discurso de la «cooperación» como mecanismo mucho más útil y saludable. Incluso hay dudas más que razonables acerca de que la evolución biológica de las especies se haya hecho exclusivamente mediante competencia o lucha por la supervivencia, sino que la cooperación tuvo un papel relevante. En la historia (o prehistoria) de la humanidad no existe ninguna duda sobre este punto: desde la ciencia al derecho, la cooperación ha sido clave.
Mientras conseguidos resguardarnos de la lluvia, convendría buscar mecanismos para hacer a la gente consciente de lo «empapada» que está.

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Darwinismo social

Tomado del sitio web de la FAES (think tank de la derecha aznarista española):

“Algunos animales son más débiles que otros. Por ejemplo, el puercoespín es un animal indefenso excepto por sus púas, el ciervo es vulnerable excepto por su velocidad. En la economía también hay personas relativamente débiles. Los discapacitados, los jóvenes, las minorías, los que no tienen preparación, todos ellos, son agentes económicos débiles. Pero al igual que les ocurre a los seres en el mundo animal, estos agentes débiles tienen una ventaja sobre los demás: la capacidad de trabajar por sueldos más bajos. Cuando el gobierno les arrebata esa posibilidad fijando sueldos mínimos obligatorios, es como si se le arrancaran las púas al puercoespín. El resultado es el desempleo, que crea una situación de desesperanza, soledad y dependencia”. Walter Block (Mises Institute)

La trampa del razonamiento (?) es burda pero no por ello poco popular, es decir, poco instalada en esa categoría a la que tanto apela la derecha española tomada del más burdo empirismo inglés: el sentido común (common sense). Se trata de ese proceso por el que se «naturaliza» el capitalismo (simplemente un modo de producción históricamente delimitado, que tuvo su inicio, su desarrollo y desaparecerá sin ninguna duda): el autor obvia la categoría «capitalismo» y cita a la economía en abstracto, como si todos los modos en que las sociedades humanas se han organizado para producir y distribuir  fueran iguales y eternos. El mensaje implícito es claro: el capitalismo es el único sistema económico y tan «natural» como la naturaleza en la que se desenvuelven el puercoespín y el ciervo.

En fin, una bazofia y una antigualla, pero peligrosa: la hegemonía neoliberal ha sido tan arrolladora en estos 25-30 últimos años que no es raro encontrar este argumentario en boca de sujetos no pertenecientes precisamente al think tank aznarista.

La educación «como» ciudadanía

Según anuncia Público, hoy se debate el texto final del llamado «pacto educativo» con CCAA, sindicatos y asociaciones. El PP ya ha anunciado su rechazo e IU también, por motivos opuestos. Asegura IU que el contenido del pacto, diga lo que diga el PP, es un giro monumental a la derecha en materia educativa.

Contra lo que suele argumentarse -tremendos vaivenes en la política educativa de los últimos veinticinco años- la realidad indica más bien la férrea continuidad en una única política, aderezada con aparentes escaramuzas, debates falsos y otros entretenimientos: la continuidad de una política educativa neoliberal que se construye sobre los mismos principios ideológicos y que obedece a los mandatos de las grandes agencias internacionales de la globalización capitalista. Pocas discrepancias de fondo se ha expresado contra este consenso básico, más allá de demandas de aumento del gasto público educativo (con ser importante). Por eso, es bienvenido este análisis de César Cascante, de la Universidad de Valencia, «Otro pacto educativo es posible», publicado hoy en Rebelión. Desarrolla una pormenorizada disección crítica de las principales ideas sobre las que se alza el edificio de la educación neoliberal y analiza en detalle la propuesta del ministro Gabilondo. Y finaliza con una interesante reflexión sobre la ciudadanía: «Frente a la educación al servicio de la empresa o como inversión económica que representa la idea de capital humano se puede alzar la educación como ciudadanía (nada que ver con la asignatura de educación para la ciudadanía)… Para que la educación mejore su valor de uso en un sentido público tiene que alejarse del mercado».

¿Tendrán algo que ver -como escribía ayer- Botín y el Banco de Santander con todo ésto?

Las fábricas de ideas…

Desde hace años oímos hablar de los think-tank, de esos lugares no muy transparentes donde cerebros, supuestamente muy bien dotados, pensaban sobre nuestro futuro. Supuestamente, también, en nuestro beneficio. El lugar que antes ocupaban los partidos políticos, los movimientos sociales, las asambleas, la Universidad, la ciudadanía en su conjunto como elaboradoras de ideas y propuestas ha sido sustituido en los años del neoliberalismo por esas opacas instituciones.

Todas las ideas hoy en circulación a favor de la «bolonización» de la Universidad, por ejemplo, no son directamente ocurrencias de gabinetes ministeriales ni de reuniones de ministros de educación o universidades de los países de la Unión Europea. Son también eso pero, antes, hubo un trabajo intenso de esos think-tank ligados, claro está, a intereses empresariales que han construido todo ese discurso bajo el manto aparentemente neutral que otorgan esos que ahora se llaman «expertos» (expertos sí, pero a sueldo de alguien). El «Documento de gobernanza de las universidades» del ministro Gabilondo, por ejemplo, se elaboró utilizando los servicios de la Fundación CYD (Conocimiento y Desarrollo). Invito a visitar su web y comprobar quiénes forman dicha fundación y qué pretenden, para darse cuenta de inmediato que la vinculación a los grandes intereses empresariales privados ofende a la vista y que la «expertía» es una tapadera ideológica de lo anterior. Algunos datos: preside el Patronato, Ana Patricia Botín (¿les suena?); los patronos pertenecen a: INDRA, BANESTO, Santillana, ESTEVE, IBM, Telefónica, YAMAHA, FREIXENET,… Si pasamos al Comité Ejecutivo -los que llevan el día a día- veremos que el reducido grupo está compuesto por «agentes» del Banco de Santander, INDRA y FREIXENET.

Sobre lo que pretenden, ellos mismos lo declaran: Su objetivo es analizar y promover la contribución de las universidades al desarrollo, impulsar el carácter emprendedor de la sociedad española y ampliar los vínculos entre la universidad y la empresa.

¿Puede estar la Universidad -la producción y transmisión de conocimiento, el pensamiento crítico- en estas manos?

Botín «compra» la Escuela de Salud Pública de Menorca

Acabo de recibir un catálogo de cursos de la Escuela de Salud Pública de Mahón (coorganizados con la Universidad Menéndez Pelayo). Todos ellos llevan un inocente «Patrocinado por el Grupo Santander». Casi nadie se escandalizará, pero eso significa ni maás ni menos que Botín ha comprado la Escuela de Mahón. ¿Exagero? No lo creo, la exageración es pensar que quien patrocina algo no manda sobre ello. Llegado el caso, bastará una sugerencia o un amago de retirar la financiación para que las cosas discurran como al Banco de Santander le interese. ¿Por qué si no, además de la rebaja fiscal que ello supone, estaría interesada la banca en financiar este tipo de actividades? Y todo esto ocurre bajo ese ingenuo y bienintencionado lema de «poner la universidad al servicio de la sociedad» que anima todo el proceso de Bolonia, una trampa neoliberal abrazada sin más por sectores llamados de izquierda.